domingo, 19 de septiembre de 2010

DISCAPACIAD VRS. PRODUCTIVIDAD




En la actualidad y a pesar de los diversos programas de apoyo, películas e inclusive amplia publicidad en donde se han visto involucradas personas en condición de discapacidad, sigue siendo una gran problemática social la exclusión de los mismos frente a la productividad.

La discapacidad intelectual es para muchos estamentos (inclusive el familiar) un obstáculo, una pena.Es una lucha muy complicada tratar de explicar, de hacer entender que no son seres para suprimir, esconder o negar, sino que por el contrario es necesario considerarlos como parte de nuestra familia, de nuestra sociedad y que por esta razón con el debido cuidado estas personas, pueden llegar a formar parte de nuestro entorno participativo y productivo.

La productividad es calificada en términos generales como un sinónimo de rendimiento, en ésta, se involucran variables de recursos (insumos), desarrollo en espacios (lugar) por un determinado tiempo con el fin de obtener el máximo de productos de calidad.

La realidad de la exclusión de las personas en condición de discapacidad intelectual, está ligada a los estándares de calidad, requerimientos en empresas y competencias,clasificados bajo criterios de rendimiento, pruebas psicotécnicasy niveles educativos muy altos equivalentes a la discriminación en el ámbito laboral ya que ni siquiera son admitidos para el aseguramiento en una Administradora de Riesgos Profesionales para el desempeño de cualquier tipo de labor productiva que los involucre en la sociedad.

Si tan solo se les diera una oportunidad de vincularlos de forma productiva apoyados en aquella norma en donde especifican que: “…las personas con discapacidad deben estar en igualdad de condiciones” y simplemente se deben tratar como cualquier otro ser humano, quitándoles el letrero de “especiales” demostrando lo eficaces y eficientes que pueden llegar a ser realizando determinadas labores productivas, enfocadas en sus habilidades y destrezas considerándolos dignos de competencia.

De esta manera se rompería con los paradigmas existentes que relegan a estas personas a formar parte de una sociedad que los hace invisibles, los atropella y que no quiere de ninguna manera incluirlos como parte de su realidad.

Es el trabajo lo que hace que un ser humano participe de su propio bienestar y sea un miembro funcional en la sociedad tal como lo manifiesta la OIT en el convenio 159 del 22 de julio de 1983:

“…Considerando que la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el año 1981 Año Internacional de los Impedidos con el tema de «Plena participación e igualdad» y que un programa mundial de acción relativo a las personas inválidas tendría que permitir la adopción de medidas eficaces a nivel nacional e internacional para el logro de las metas de la «plena participación…” de las personas inválidas en la vida social y el desarrollo, así como de la «igualdad para personas cuyas posibilidades de obtener y conservar un empleo adecuado y de progresar en el mismo queden substancialmente reducidas a causa de una deficiencia de carácter físico o mental debidamente reconocida…”.

Por lo tanto si el objetivo de cualquier tipo de terapia, estudio o labor es la independencia en todos sus ámbitos y la inclusión social ¿Por qué entidades que tiene que ver directamente con el gobierno como el SENA no reevalúan sus requisitos para poder aspirar por lo menos a cualquiera de sus programas de formación y llegar a ser catalogados como competitivos?


MARIA ANDREA ROCHA GARAVITO
DISEÑADOR INDUSTRIAL
GRUPO DE INVESTIGACIÓN
FUNDACION CEDESNID
Septiembre 2.010

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